En los albores del año 2008 surgen nuevas preguntas y nuevas reflexiones sobre el tema de la pornografía, mismo que se encuentra desde los principios de la historia de la humanidad. ¿Se trata de un negocio?, ¿una profesión?, ¿una forma más de entretenimiento? ¿O debe verse desde la perspectiva de un fenómeno que cala más profundamente en las personas, en las familias y en la sociedad y, por lo tanto, un motivo de análisis y de reflexión humanista y ética?
Los propósitos de este trabajo son los de proveer algunas reflexiones básicas acerca de la pornografía en Internet y cómo ésta afecta a las personas, a las familias y a la cultura de la sociedad mexicana. Además, se pretende analizar el papel de corresponsabilidad que juegan la familia, la educación, los medios de comunicación y otras instituciones sociales en la prevención de la adicción a la pornografía en menores, así como hacer propuestas para la elaboración de campañas mediáticas encaminadas a contrarrestar la exposición de los niños y jóvenes a los contenidos pornográficos en la web.
Dimensiones de la industria de la pornografía
Las dimensiones cuantitativas de la industria de la pornografía en Estados Unidos representan un negocio de 8 000 millones de dólares e involucra libros, revistas, videos, accesorios, audios, fotografías e imágenes gráficas que se pueden obtener a través de cualquier medio de comunicación incluyendo Internet y los teléfonos celulares. La revista electrónica Bitelia recientemente publicó las siguientes cifras: el Valle de San Fernando, ubicado en el estado de California, EUA, es la capital mundial de la pornografía: 12% de los sitios web son de pornografía; 25% de las búsquedas en Internet son acerca de la pornografía; 35% de las descargas son de pornografía; cada segundo 28 258 usuarios están viendo pornografía; cada día se generan 266 nuevos sitios de pornografía, y cada segundo se gastan 89 dólares en ese país en esta industria (Bitelia, 2008). Para el caso de México, se sabe que la industria de la pornografía también ha alcanzado cifras estratosféricas y que éstas aumentan día con día. La situación en el nivel global se puede apreciar en los datos que aportan Delia Gómez, Jorge Hidalgo y Diana Vega (Cuadro 1).
Fuente: Gómez, Hidalgo y Vega, 2007.
¿Qué es la pornografía y cómo afecta?
La pornografía es una de las formas mediante las cuales las personas se convierten en objeto y pierden su condición de dignidad infinita. La pornografía consiste en la mercantilización de la condición sexual de las personas y su degradación como vacío existencial. Se trata del tratamiento de la sexualidad de las personas de manera irrespetuosa y denigrante. En muchas ocasiones se vincula al abuso de menores y mujeres.
La Comisión Acerca de la Pornografía del Fiscal del Estado de 1986 definió la pornografía como material “predominantemente explícito sexualmente y con la intención principal de la excitación sexual”. La pornografía “dura” (hard-core) es “sexualmente explícita en el extremo, y está desprovista de todo otro contenido o propósito” (citado en Anderson, 2002).
Tipos de pornografía
Una forma de categorizar la pornografía puede ser a través de la clasificación de sus formas de presentación o del soporte mediático empleado para su exhibición y consumo. Un primer tipo son las revistas para adultos dirigidas a un público masculino (aunque, para el caso de Estados Unidos, 70% termina en manos de menores) (Boatwright, 2007); un segundo tipo son los videos que se venden o alquilan para adultos; el tercer tipo, son las películas cuyos criterios de clasificación se han ido flexibilizando a través del tiempo; el cuarto tipo es la pornografía por televisión abierta y cerrada y, en particular, la difundida por la televisión por cable que permite la recepción de la programación en la intimidad del hogar; el quinto tipo es la ciberpornografía que, además de ser suministrada en la intimidad, tiene el atractivo adicional de poder interactuar con el material en línea; y el sexto tipo es la audiopornografía, es decir, materiales que pueden ser recibidos por la telefonía fija y móvil.
El acceso a Internet y la cibepornografía
El acceso a Internet de niños y jóvenes tiene ventajas y desventajas. La web ha incrementado las formas en que los jóvenes y niños acceden a la información y elaboran conocimientos. Encuentran en Internet un medio inmediato, fácil y accesible, incluso en términos de costo, para la realización de investigaciones y de la cultura en general. Algunos programas y juegos en línea les permiten el ejercicio de las destrezas psicomotoras. Internet, por otra parte, crea formas nuevas de comunicación e interacción de tal manera que se generan comunidades virtuales ampliando el horizonte de las relaciones sociales posibles, más allá del entorno inmediato. Abre, además, la posibilidad de conocimiento de otras culturas para los jóvenes sin tener que abandonar el país.
Por otra parte, el acceso ilimitado a Internet trae consigo consecuencias de corte negativo para sus usuarios, en particular a los jóvenes y niños. El tiempo excesivo dedicado a Internet va en detrimento de su vida familiar, social, salud y tiempo de estudio, ya que limita la comunicación cara a cara. Asimismo existen riesgos aun mayores cuando se realiza la navegación virtual en la red, pues hay sitios no adecuados para jóvenes, y menos para niños, a los que pueden acceder con sólo presionar un botón; entre éstos, abundantes páginas de oferta pornográfica de todo tipo, pues los niños son muy vulnerables ante los adultos en su interacción por medio de Internet, sobre todo cuando se encuentran en condición de soledad o insuficiente supervisión.
La evidencia empírica señala una y otra vez el hecho de que la pornografía no es un mero pasatiempo que pasa sin dejar huellas en las vidas de las personas que la consumen con asiduidad. Los estudios de David Scott, experto en cuestiones de pornografía, familia y cultura, señalan a la evidencia proveniente de 500 estudios que afirman que:
1. aun la pornografía “leve” hace daño a quienes la consumen;
2. la pornografía hace insensible a quien la ve asiduamente;
3. la pornografía puede causar adicción;
4. la pornografía distorsiona la relación matrimonial;
5. la pornografía aumenta la intención criminal de delincuentes peligrosos;
6. la pornografía puede motivar a realizar otros crímenes y los facilita (Scott, 2002).
Estas conclusiones señalan que no se está ante un problema personal, familiar o cultural de dimensiones menores.
Respecto a la relación de la pornografía con la criminalidad, hay pruebas de que ésta no es ajena a la vida sexual de las personas y que se relaciona con actos ofensivos, agresivos y criminales en contra de los sectores más vulnerables de la sociedad, como las mujeres, los jóvenes y los niños (Cuadro 2).
Cuadro 2. Los efectos de la pornografía en jóvenes prisioneros
Fuente: Scott, 2002.
El impacto de la pornografía en la cultura
Cabe hacerse la pregunta de los efectos que puede tener la pornografía en los ámbitos que rebasan el contexto individual y familiar. ¿Se puede considerar la adicción a la pornografía como algo nocivo para la cultura y la civilización de una sociedad? ¿Se trata acaso de algo similar al alcoholismo como tendencia cultural y sus efectos?
Es posible decir, de entrada, que toda adicción es negativa. No obstante, se considera que la adicción a la pornografía es especialmente negativa, sobre todo la que se obtiene en Internet, pues multiplica las posibilidades de acceso a las experiencias más depravadas del mundo. Estas experiencias no solamente son visuales, sino también gráficas, auditivas, con movimiento y además ofrecen la opción de la interacción en línea.
Entre otras cuestiones, los niños y jóvenes (y, desde luego, los adultos) que se introducen y se hacen asiduos consumidores de este tipo de sitios en la web, se acostumbran a tratar a las demás personas como objetos y no como sujetos con dignidad que merecen respeto. Por otra parte, hay una alta probabilidad de que la curiosidad inicial se convierta en hábito, y éste, a su vez, en adicción (Hernández, 2006), para finalmente llegar a otras conductas degradantes del ser humano como la violencia sexual, la violación, las relaciones sado-masoquistas, la bestialidad, el crimen con menores, la trivialización de estos fenómenos de agresión sexual y, en particular, la degradación de las mujeres.
Culturalmente hablando, es probable que en una sociedad asidua a la pornografía se tenga el riesgo de incrementar la tendencia hacia el machismo. Por otra parte, se promueve el aislamiento social y se reduce la calidad de las relaciones comunitarias y familiares.
En el terreno de la criminalidad, la exposición frecuente a la pornografía por parte de los diversos grupos de la sociedad, hace que se trivialice y se incentive el acoso sexual en el mundo urbano, la calle y el trabajo. Además, promueve la agresión a inocentes, quienes caen víctimas de personas pervertidas, e incentiva la búsqueda de ganancias económicas ilícitas.
Las propuestas de acción desde el seno familiar
Las preguntas acerca de si se debe orientar y controlar el acceso de niños y jóvenes a Internet y si con ello se potencia o limita su libertad, son las que se presentan en el meollo de la discusión ante el alcance de acción que puede tener la familia. Ante la complejidad de la problemática de la libertad se tienen algunas consideraciones. La libertad es la capacidad de autodeterminación de todos los seres humanos para respetar la dignidad infinita de todas las personas, o para tratar a los demás como objetos para la satisfacción del propio egoísmo, destruyendo su condición de personas con dignidad infinita y libertad.
Libertad, por lo tanto, no es hacer lo que venga en gana, sino la voluntad consciente de actuar tomando en cuenta a los demás como personas con dignidad y libertad pues ésta, para ser real, requiere de una cabal racionalidad ética.
Orientar a los niños y jóvenes en el camino de la racionalidad ética no es una restricción, sino una condición para el ejercicio de su verdadera libertad. Por esta razón, el control del acceso de los niños al Internet es importante para protegerlos de las acciones de personas carentes de ética y dispuestos ha violentar su dignidad y libertad.
En el caso de los jóvenes, éstos deben aprender a ejercer su propio autocontrol ante un mundo tecnológico crecientemente diverso.
La familia, el grupo de pares y la sociedad en general, juegan un papel fundamental en la prevención y corrección de la adicción de niños y jóvenes a la pornografía en Internet.
La familia debe ser una comunidad ética básica en la que las personas se forman como tales, y los padres deben, en primer lugar, autoeducarse mejor para poder formar a sus hijos.
La familia es una institución especialmente poderosa para la prevención y corrección de las adicciones, pues interpela de manera directa a la inteligencia, la voluntad y la capacidad de transformación de sus miembros, especialmente de los hijos.
La autoridad moral de los padres, abuelos, tíos, primos y parientes en general, es importante para que los niños y los jóvenes aprendan a discernir lo que es correcto y lo que es incorrecto en la relación entre las personas, y distingue entre prácticas válidas de aquellas que son degradantes en sí mismas, independientemente de la cultura en la que surgieron o en la que se practican.
Los medios y la comunicación en el combate de la pornografía
A la par que otras instituciones sociales tales como la familia, los medios de comunicación pueden y deben tener injerencia en la defensa de las nuevas generaciones ante la pornografía y, en particular, la que llega hasta el seno familiar a través de la Internet, pues tienen el imperativo de realizar campañas educativas y eficaces para prevenir y corregir estos hábitos. Los contenidos de esas campañas tienen, por un lado, la labor esencial de crear conciencia acerca de la mercantilización de la sexualidad y, por otro, prevenir del peligro que esto implica para los niños y jóvenes, como personas en formación y en condición de mayor vulnerabilidad.
Otra cuestión importante es que también se hagan campañas masivas enfocadas a los padres de familia y maestros, quienes deben ser los primeros en enterarse del alcance y las amenazas que representa la difusión de la pornografía en el país, así como de informar acerca de las dimensiones que ha alcanzado el fenómeno en los diferentes medios incluidos la Internet. Asimismo, los medios deben realizar propuestas de educación en los valores de la vida y de la sexualidad responsable, pues en una sociedad como la mexicana, es fundamental que se difundan mensajes que reconozcan la responsabilidad de los varones, y no sólo de las mujeres, en la reproducción humana.
Otro punto central de las campañas es hacerles saber a los niños y jóvenes que no están solos ante los ataques de personas y contenidos pervertidores, pues hay grupos, asociaciones e instituciones que orientan a las nuevas generaciones para que se defiendan de dichas agresiones. Así, los mensajes masivos pueden hacer énfasis en orientar y dar seguridad a los niños y jóvenes acerca de lo que es correcto e incorrecto en la sexualidad humana.
Los medios pueden crear una cultura de denuncia de abusos sexuales independientemente de quién sea el agresor. También está la posibilidad de dar a conocer y difundir las instancias y procedimientos para hacer justicia en caso de abuso. Ello debe motivar la creación, por parte de organismos públicos, de un centro de llamadas de emergencia a nivel nacional, regional y local.
Conclusiones finales
Ante un fenómeno de crecientes proporciones como el de la industria de la pornografía, se ha pasado de la etapa en la que se pensaba que ésta era un simple pasatiempo, a planteamientos que la señalan como un bien de consumo que lacera la integridad de la persona humana. Los niños y jóvenes son los más vulnerables cuando entran en contacto con los contenidos pornográficos que les llegan a través de una diversidad de medios. La frecuencia a la exposición de los mensajes pornográficos se puede convertir en hábito y, en algunos casos, en adicción, y la web se ha perfilado como el soporte más incisivo de estos mensajes al penetrar en la intimidad del hogar.
La familia, la escuela y los medios de comunicación tienen el papel de convertirse en hábiles corresponsables para poner freno al avance en el consumo de pornografía por Internet y otros medios. Además, la construcción de la integridad de niños y jóvenes en valores y principios encaminados al respeto de sí mismos, de las demás personas y de su sexualidad, se convierten en tareas fundamentales por parte de las distintas instituciones sociales: la familia, la escuela, el aparato público de gobierno, las asociaciones de la sociedad civil, el sector privado. Todas éstas tienen tareas que realizar y formas de contribuir para limitar el avance de los mensajes pornográficos y su tránsito hacia la mente y la voluntad de las jóvenes generaciones.
Anderson, K. (1997). La plaga de la pornografía. Recuperado el 10 de enero de 2008 de http://espanol.leaderu.com/docs/ministeriales/la_plaga.html.
Bitelia Moro, M. A. (15 de mayo de 2007). El porno en Internet, un gran negocio. Recuperado el 11 de enero de 2008 de http://bitelia.com/2007/05/15/el-porno-en-internet-un-gran-negocio.
Boatwright, H. (2007). En Morales, E. Pornografía: efectos sociales y psicológicos en artículos sexualidad. Recuperado el 11 de enero de 2008 de http://www.emorales.relacionarse.com/index.php/122491.
Gómez, D., Hidalgo, J. & Vega, D. (2007). La otra mirada: el impacto social de la oscura, interactiva, violenta, poderosa y multimediática industria de la pornografía. México: Centro de Investigación para la Comunicación Aplicada (CICA), Facultad de Comunicación, Universidad Anáhuac México Norte.
Hernández, M. C. (2006). La nueva droga del milenio: tsunami de violencia social. Familias & Sociedad A.C.
Scott, D. (2004). Pornography Its Effects on the Family, Community, and Cultura. EUA: Child and Family Protection Institute and Contact America.
Créditos de las Imágenes
1:GettyImages, Don Farrall.
2:GettyImages, Digital Vision.
3:GettyImages, Photomondo.
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